Final feliz de una ejecución hipotecaria


Una ejecución hipotecaria a veces puede tener un buen final...

 



 dentro del drama que supone perder la vivienda, según las circunstancias que rodean cada caso.

 

La historia de nuestro cliente, se inició (como la de tantas personas afectadas por esta gran problemática) cuando tuvo que elegir entre dar de comer a su familia o pagar la hipoteca, y lógicamente, optó por alimentar a su familia. 

 

Al dejar de pagar las cuotas de la hipoteca la entidad bancaria demandó a nuestro cliente en uno de los procedimiento judiciales más temidos por las familias denominado "ejecución hipotecaria". Por desgracia, todos sabemos que este procedimiento solía terminar con la subasta de la vivienda del deudor a un precio muy inferior al que en su día fue tasado por el banco, de forma que el precio de subasta no cubría la hipoteca pendiente. Ello implicaba que el deudor además de perder su vivienda continuaba debiendo al banco la diferencia entre la hipoteca pendiente  y el precio de la subasta. Cantidad de dinero que posiblemente jamás podría pagar. 

 

Nuestro despacho alegó la existencia de una cláusula suelo que fue estimada por el Juez de 1ª Instancia, ordenando que el caso fuese archivado. La entidad bancaria, no conforme, apeló y el juzgado superior, es decir, la Audiencia Provincial de Barcelona, aprobó igualmente la existencia de la cláusula suelo, pero en vez de acordar que se archivara, acordó que el banco realizara el recalculo de la deuda, descontando la claúsula suelo.

Al llegar el asunto otra vez al primer Juzgado, éste dió un plazo de diez días para que el banco le entregara un escrito con el cálculo de la hipoteca sin la cláusula suelo, y curiosamente, el banco no lo presentó. Por ello, el Juzgado de 1ª Instancia, volvió a ordenar que se archivara el caso dado que el banco no le había presentado la documentación solicitada en el plazo indicado. El banco continuó interponiendo recursos que también fueron denegados.

 

Paralelamente, el despacho negoció con el banco intentando conseguir una dación en pago para que nuestro cliente quedara sin ninguna deuda.

 

Tras meses de trámites y acreditar toda la documentación solicitada, finalmente nuestro cliente firmó una escritura de compraventa con subrogación de hipoteca. La escritura no era de dación en pago, sino de compraventa porque el piso no se vendía a la misma entidad bancaria titular de la hipoteca, sino a otra sociedad apoderada. En dicha escritura, nuestro cliente entregó el piso a la sociedad que le indicó el banco, quedando éste satisfecho con el acuerdo y reconociendo que nuestro cliente no le debía nada.

 

Después de varios años que duró el procedimiento judicial, nuestro cliente, quedó tranquilo al poder poner fin a tantos años de sufrimiento.

 

Esta solución fue la mejor para nuestro cliente, teniendo en cuenta sus circusntancias concretas.

 

No obstante, cada situación y cada cliente es único y distinto y requiere un profundo análisis jurídico para determinar qué solución se debe aplicar en cada caso por lo que siempre debe Vd. consultar con un abogado especialista en la materia.

 

¿Te encuentras en una situación parecida? Podemos conseguirte el mejor acuerdo, consúltanos.

 




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